¿De qué está hecho el amor? Es la pregunta que sorprendió, por sencilla y grande a la vez, a Tania García. Se la hizo su pequeña hija. Desde que la humanidad existe, Dios(es) mediante, siempre se ha buscado el significado de esas cuatro letras. Y en esta sociedad saturada de información, es normal que una niña lo pregunte con la sencillez que requieren los grandes temas humanos.
A raíz de esa ingenua y trascendental pregunta ha nacido un libro infantil para todos los públicos indispensable para una buena educación en valores. El título es, sin más, la misma pregunta. Más de catorce años de experiencia culminan en este trabajo ilustrado por Lidia Fernández.
Pregunta.- Tania, ¿de qué está hecho el amor?
Respuesta.- El amor abarca más que el simple amor romántico. Mi libro trata sobre cómo amar la vida en su totalidad, incluido el dolor. El amor está en todas partes, en las alegrías y en los desafíos. Es esencial aprender a afrontar el dolor y no huir de él. Las emociones dolorosas, la pérdida y hasta el enfado son partes fundamentales del amor. Es vital reconocer y hacer comprender que afrontaremos desafíos y que está bien sentir emociones negativas. Debemos enseñar a los niños que es normal expresar sus sentimientos.
P.- Mencionas el amor en diferentes contextos. ¿Qué pasa con las relaciones familiares donde las personas evitan el contacto por miedo al dolor?
R.- Es crucial respetar nuestros límites incluso en relaciones cercanas. A veces, necesitamos establecer fronteras con aquellos que amamos por nuestro bienestar. Aunque puede ser doloroso, es una forma de amarse a uno mismo y también de respetar a los demás.
P.- Observando la portada de tu libro, hay una esencia de fantasía e inocencia. ¿Cómo equilibras la fantasía con las realidades del amor?
R.- La historia utiliza dragones para evocar emociones y estimular la imaginación. A pesar de que es una fábula, los temas son universales y reales. La fantasía nos recuerda que a pesar de nuestras diferencias, en el núcleo somos iguales. El libro es un llamamiento a amar y respetar la vida en todas sus formas.
P.- Tu filosofía educativa, “Educación Real”, ha sido revolucionaria. ¿Qué la diferencia de otros enfoques?
R.- A pesar de muchas tendencias educativas, sentí que algo faltaba y había una manipulación persistente hacia la juventud. “Educación Real” busca una educación sin violencia, respetando plenamente los derechos de los niños. Buscamos eliminar la asimetría en la relación adulto-niño, evitando la tendencia a controlar y poseer las vidas de los jóvenes. Es fundamental reconocer y permitir que expresen todas sus emociones, evitando prácticas y creencias obsoletas que les alejen de ellas.
P.- ¿Cuál es tu percepción del acoso y la violencia entre jóvenes?
R.- La violencia en los jóvenes es un reflejo de la educación recibida. Las tácticas de chantaje y humillación que a veces usamos en la crianza perpetúan estos comportamientos en ellos. Es fundamental transformar la forma en que educamos, alejándonos de la manipulación.
P.- Últimamente hemos visto un aumento del acoso escolar y vemos el desconocimiento de muchos jóvenes sobre el maltrato. ¿Por qué ocurre esto?
R.- La educación debe centrarse más en el bienestar y la salud mental de los jóvenes que solo en los resultados académicos. La adolescencia es vital, y debemos comprender y apoyar a los jóvenes en lugar de presionarlos.
P.- Si un joven tiene malas notas pero juega videojuegos constantemente, ¿cuál sería el enfoque que propones para sus progenitores?
R.- Deberíamos entender las razones detrás de las dificultades del joven en lugar de castigarlo. La comunicación y el apoyo son esenciales.
P.- Un clásico. ¿Deberían los adultos admitir sus errores y disculparse ante los jóvenes?
R.- Absolutamente. Reconocer errores y pedir perdón enseña responsabilidad y muestra respeto.
P.- ¿Estás diciendo que mostrar vulnerabilidad, como llorar delante de nuestros hijos, es adecuado?
R.- Ser auténticos con nuestros hijos, incluyendo mostrar nuestras emociones, fortalece la relación y brinda confianza.
P.- Normalmente todos los progenitores sentimos siempre que estamos fallando. ¿Es normal?
R.- La sociedad nos impone una idea de perfección inalcanzable. La perfección es una ilusión; lo que importa es el amor y el apoyo.
P.- Has mencionado en ocasiones que tu trabajo ha llegado a salvar vidas. ¿Cómo lo lograste?
R.- A través de la Fundación Educación Real hemos ayudado a jóvenes con pensamientos suicidas y en situaciones de acoso y abuso. Es un trabajo desafiante, pero hemos marcado la diferencia.