La banca española no parece haberse resentido de modo significativo del pago del impuesto extraordinario que el Gobierno aprobó para gravar sus beneficios. Vistos los resultados del primer pago que las principales entidades españolas han realizado, el impacto ha sido menor de lo previsto al haberse compensado no sólo con un incremento de sus beneficios sino con una revalorización de sus acciones. El primer pago que las entidades realizaron al Estado en aplicación del impuesto extraordinario a la banca -aplicado a las que facturaron más de 800 millones en 2019- supuso una recaudación para las arcas del Estado de 637 millones de euros. Se trata de una cantidad significativa pero muy alejada de los beneficios obtenidos sólo en los tres primeros meses de este año por las grandes entidades de nuestro país, que casi multiplicó por diez el pago por ese tributo y que además vieron incrementado de modo importante su valor bursátil.
El balance de los grandes bancos españoles de enero a junio de este año arroja unos resultados récord. En este primer semestre del año solo Unicaja vio cómo su resultado caía respecto al registrado el año pasado, en concreto un 43,3%. Los seis primeros meses de este año eran clave para conocer el impacto que tendría el impuesto extraordinario a la banca en las cuentas de resultados. Vistos los resultados, al menos en este primer pago, el impacto parece haber sido contenido gracias al mejor comportamiento de su actividad en el mercado.
Un informe de Accuracy recoge que a fecha del 30 de junio de este año títulos como los de BBVA se habían revalorizado un 38,4%, los de Sabadell valían un 26,5% más y los de Santander un 12,3% más. Incluso en el caso de Unicaja, pese a que el resultado financiero fue peor vio cómo su valor en bolsa también aumentaba durante el primer semestre, un 3,7%. Caixabank lo hizo un 12,4%. El único banco perjudicado en bolsa fue Bankinter, cuyas acciones perdieron un 4,9%.
Durante el proceso de negociación y aprobación del impuesto especial a la banca, que inicialmente está previsto que se aplique durante los ejercicios 2023 y 2024, fueron numerosas las voces del sector que alertaron de su impacto en el sector. El temor principal apuntaba a que el pago de este impuesto lastraría el valor de las acciones en bolsa. Sin embargo, teniendo en cuenta la evolución bursátil hasta junio, en comparación con un año anterior, ha ocurrido lo contrario y los títulos de los principales bancos españoles se revalorizaron.
Incrementos de ganancias de hasta el 54%
Si se observan los resultados de la actividad presentados por las entidades, únicamente Unicaja presentó una cifra inferior a la del pasado año, el banco ganó un 43,3% menos. En algunos casos el mejor comportamiento fue muy importante en este primer semestre del año. Destacan casos como el de Bankinter, que de enero a junio pasado ganó un 54% más o el del Banco Sabadell, con un 44% de incremento. También mejoraron sus beneficios de modo importante entidades como el BBVA, con un 31% más, o CaixaBank, con un 36% de incremento. Otra de las grandes entidades del país, el Banco Santander también mejoró, aunque en menor medida, sus resultados, con un repunte del 7% en el primer trimestre.
El informe de Accuracy subraya que los meses de marzo y abril estuvieron marcados por la volatilidad, fundamentalmente originada por la caída de los bancos regionales de EE.UU., pese a lo cual tanto los bancos españoles como los bancos europeos en general lograron recuperar pronto una tendencia alcista a corto plazo y que han incluido en los resultados globales el este primer semestre del año.
Según los expertos, “los buenos resultados se deben en gran medida al ensanchamiento de los márgenes producido por la subida de tipos y la ausencia de remuneración de los depósitos”. Tal como publicó este periódico, pese a la insistencia por parte del Gobierno para que las grandes entidades remuneren el ahorro, los bancos insisten en que la remuneración “llegará por la competencia” y no porque lo pidiera la vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.
Impuesto a la banca
El impuesto a la banca grava el 4,8% de los ingresos obtenidos por cobro de comisiones y por los márgenes de intereses que se aplican, un impuesto que recae sobre todas las entidades que facturaron más de 800 millones en 2019. Además, se circunscribe a la actividad que las entidades desarrollen en España. En el primer pago, realizado en febrero, el Estado recaudó 637,1 millones por parte de los bancos. Un importe que es inferior al incremento de beneficios obtenido por los principales bancos de enero a marzo. Sólo en este primer trimestre las seis entidades financieras más grandes del país ganaron 5.696 millones de euros, es decir, un 13,89% (791,1 millones de euros) más que durante el mismo periodo del año anterior.
La estimación del Gobierno es que este nuevo impuesto suponga un incremento en la recaudación de 1.500 millones de euros al año. A lo aportado por los bancos cotizados hay que sumar lo que tendrán que abonar otras entidades que no cotizan en Bolsa o incluso entidades extranjeras que tienen negocio en España. El impuesto se revisará el próximo año, pero inicialmente sólo estará en vigor en 2023 y en 2024.
Los expertos consideran que esta situación de bonanza en el sector financiero podría continuar en los próximos meses. El socio de Accuracy, Enrique Reina, asegura que el contexto económico actual de crecimiento moderado, sumado a las subidas de tipos de interés en marcha permitirá a los bancos españoles continuar “recogiendo los frutos del trabajo realizado la última década”: “Los márgenes se siguen ensanchando y los ratios de eficiencia continúan mejorando, lo que ha permitido estos resultados récord. Por otra parte, la morosidad sigue estando controlada y, aunque se están incrementando las provisiones, uno de los principales desafíos de las entidades españolas, la rentabilidad, vuelve a mostrar valores que superan el coste de capital”. Añade que entretanto el otro desafió de las entidades bancarias, el volumen de la inversión crediticia “sigue estable” gracias al impulso de otras líneas de negocio que compensan la caída en la concesión de hipotecas.
Impuesto italiano
El director de Accuracy, Alberto Valle, añade que la evolución del PIB no hace presagiar por ahora una recesión “profunda y prolongada”. Señala que las subidas de tipos promovidas por los bancos centrales han permitido controlar la inflación: “Sin embargo, cabe seguir preguntándose si se trata de algo definitivo o continuaremos experimentando valores relativamente altos durante un periodo determinado, si el mercado laboral continuará sin mostrar debilidades y especialmente, si a pesar de los datos estables sobre morosidad, las empresas y familias están preparadas para afrontar el impacto de la subida de tipos”, apunta Valle.
Un impuesto promovido por el Gobierno de Pedro Sánchez, no sin polémica, y que los socios del Ejecutivo, PSOE y Unidas Podemos, defendieron como un avance en clave progresista y de redistribución de los beneficios extraordinarios logrados por los bancos y con los que se financiarían políticas sociales para el conjunto de la sociedad. Esta semana el gobierno de ultraderecha que encabeza Georgia Meloni en Italia secundaba la iniciativa del Ejecutivo español y aprobaba un impuesto que gravará con el 40% los beneficios extraordinarios de la banca. Con esta tasa, el ejecutivo de Meloni financiará ayudas para los hipotecados, así como otras medidas fiscales.
No obstante, en el caso de Italia, la medida tiene una excepción que afecta a aquellos bancos que hayan ajustado la remuneración de los depósitos, como recomendó el Banco de Italia, y que no tendrán “ningún impacto significativo” con el nuevo impuesto. Además, tras las pérdidas registradas en bolsa durante el pasado martes, el gobierno de Italia precisó que la aportación de las entidades no superaría el 0,1% del activo total. Como recogió Europa Press, la base imponible del nuevo impuesto se determinará sobre el valor mayor entre el importe del margen de interés del ejercicio 2022 que exceda en al menos un 5% del mismo margen del ejercicio 2021 y el importe del margen de intereses de la cuenta de resultados relativa al ejercicio 2023 que supere el mismo margen en al menos un 10% en el año 2021.