En un episodio reciente del programa ‘Cuarto Milenio’, Alfonso del Corral, el reconocido exjugador del Real Madrid y médico del equipo, compartió su conmovedora historia de experiencias espirituales tras la trágica pérdida de su hijo, Álvaro, hace más de 25 años. La historia de Del Corral no es solo una narrativa sobre la pérdida, sino un viaje lleno de señales divinas que le ayudaron a sobrellevar su dolor.
Un día que cambió su vida para siempre
El 14 de junio de 1997, un día que debería haber sido de celebración para el Dr. Alfonso del Corral—ya que había recibido su doctorado en cirugía ortopédica—se convirtió en una pesadilla. Mientras él estaba en Navarra, su hijo Álvaro, de solo seis años, sufrió un trágico accidente en casa que le llevó a una parada cardíaca.
Una búsqueda de respuestas
La conmoción de su pérdida fue tan profunda que Del Corral se sumergió en un proceso de búsqueda de respuestas. A raíz de la tragedia, comenzó a leer textos sagrados como la Biblia y el Corán, buscando consuelo y entendimiento en su dolor. Durante este tiempo, se encontró repetidamente con la frase: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”, que percibió tres veces en un solo día, lo que él considera una señal clara de lo divino.
Señales divinas inesperadas
Alfonso también relató experiencias sorprendentes y a veces inquietantes desde la muerte de su hijo. En sus sueños, vio figuras que reconoció como monjas clarisas, las cuales posteriormente identificó en Burgos. Además, ha experimentado lo que describe como presencias divinas en su hogar, incluyendo sonidos inexplicables y objetos que parecen moverse por sí solos.
Imágenes de un doloroso recuerdo
El programa, presentado por Iker Jiménez, mostró imágenes delicadas relacionadas con el accidente que sufriera su hijo. Tal material resultó difícil de ver para muchos, pero Del Corral compartió cómo estas memorias, aunque dolorosas, forman parte de su proceso de sanación.
Una fe renovada
A través de su dolor, Del Corral ha encontrado una nueva perspectiva hacia la vida. Asegura que, aunque el dolor de perder a un hijo nunca desaparece, la búsqueda de respuestas y el descubrimiento de su fe le han proporcionado un sentido de paz. La fe se ha convertido en una fuente de consuelo, no solo para él, sino también para su familia, quienes han compartido este viaje espiritual con él.
Reflexionando sobre la tragedia
Desde su experiencia, Alfonso del Corral ha reflexionado sobre cómo los eventos trágicos pueden a veces llevar a las personas a una búsqueda espiritual. Él menciona que, a menudo, el sufrimiento puede intensificar la creencia o incluso hacer que algunas personas se cuestionen su fe. Sin embargo, para él, la tragedia se ha convertido en un catalizador para una conversión profunda y significativa.
Impacto en su vida y la de muchos otros
La historia de Alfonso del Corral ha resonado con muchas personas que han experimentado la pérdida y la tristeza. Su testimonio, aunque marcado por el duelo, se ha convertido en un faro de esperanza para aquellos que buscan consuelo en tiempos difíciles. Es un recordatorio de que, aunque la vida a veces puede ser extraordinariamente dura, las experiencias espirituales y la fe pueden proporcionar un camino hacia la sanación.
