Nos habríamos olvidado ya de los ministros de Sumar si no fuera porque salen a una guerra en bata de cola contra los toreros o los tenderos, como en una pelea de zarzuela, y eso no hay quien lo pueda ignorar (las batas de cola de la izquierda son unas cuantas causas de cretona perenne que le hacen bulto, florón y apaño en el baúl durante toda la vida). Yo ya ni me acordaba del ministro Bustinduy, leve, escolástico y traslúcido como esos monjes de cuello fino de Cuelgamuros. No me acordaba hasta que nos salió con esa carta a las empresas españolas para que no colaboraran con el malvado sionismo. Aun así seguía sin parecerme un ministro, sólo un estudiante que…
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…la economía y en la diplomacia. Unos se aburren en el Gobierno y tienen que irse de festival ideológico o de guerra de almohadas. Otros nunca tuvieron intención de que el Gobierno fuera otra cosa más que una fiesta en su colchón. Y así se llenan todos los asientos de nuestro Consejo de Ministros. Nunca tuvimos la paz y la justicia tan al alcance.